Dispone de una pradera llana y cuidada de 1000 m2, vallada, que permite dejar a los niños jugando de forma segura. Tiene una barbacoa, unas mesas de exterior en el porche bajo la terraza-solana y un par de fresnos entre los que se puede colgar una hamaca. Esta pradera está integrada en una parcela propia de la finca de 18.000 m2, que llega hasta el Río Miera, y está surcada por varios arroyos. Uno de estos arroyos tiene una estupenda poza natural para refrescarse en verano, a la que se accede desde la propia parcela. La finca tiene árboles y arbustos de especies autóctonas (fresnos, avellanos…), entre los que destaca un gran roble y dos hayas milenarias de más de un metro de diámetro, que dan nombre a la Casa. En temporada, se pueden recolectar deliciosas moras y avellanas silvestres.